Charlotte Perriand y su aporte al diseño de interiores moderno

Jefa del área de diseño de interiores de la oficina de Le Corbusier, sus diseños supieron ganarse un lugar en la historia del interiorismo, marcando los mejores momentos del diseño del siglo XX. Su mirada trató de humanizar los espacios modernos a través de su mobiliario.
Charlotte Perriand y su aporte al diseño de interiores moderno
Renato Alonso Ampuero Rodríguez

Escrito y verificado por arquitecto Renato Alonso Ampuero Rodríguez.

Última actualización: 04 noviembre, 2019

La historia del diseño moderno ha estado plagada de grandes maestros, siendo uno de ellos Charlotte Perriand, una diseñadora de vanguardia. Participante activa del movimiento de la vanguardia cultural de las primeras décadas del siglo XX, el cual significó un gran cambio de los valores estéticos.

A Charlotte Perriand le debemos que los diseños de Le Corbusier se entiendan en su verdadera magnitud. Los interiores de Perriand complementaban, gracias a su visión moderna, los edificios icónicos del arquitecto suizo.

En tiempos en los que el oficio de arquitecto y diseñador eran asociados a la figura masculina, ser mujer y arquitecta era algo rompedor. Esto significó que el nombre de Charlotte Perriand sea reconocido únicamente como la eterna colaboradora de sus compañeros del estudio de Charles-Edouard Jeanneret.

Pero Charlotte Perriand continúa siendo una de las piezas fundamentales del diseño de interiores moderno, y una de sus grandes impulsoras. Los diseños de Perriand dieron a los espacios de Le Corbusier un toque propio, ya que, hasta ese momento, eran decorados con mobiliario que no era de autoría propia.

«¿Qué elemento resulta crucial en el equipamiento moderno? Podemos responder de forma inmediata: el almacenamiento. Sin un almacenamiento bien planeado es imposible encontrar espacio en una casa».

Charlotte Perriand.

Vida y obra

Mobiliario de Charlotte Perriand.
Mobiliario de Charlotte Perriand / arquitecturaydiseno.es

Charlotte nació en París en 1903, siendo hija de un sastre y de una modista de alta costura. Hacia 1920 se matricula en la escuela de la Unión Central de Artes decorativas, en la cual permaneció 5 años estudiando diseño de muebles.

El estilo de la escuela, basado en la artesanía, y el estilo Beaux-Arts, no terminó de convencerla. Debido a esto, Perriand buscó inspiración en la estética de las máquinas, de los coches de motor y de las máquinas incipientes que transitaban por las calles de París.

A la edad de 24 años comienza a hacerse un espacio en el mundo del diseño. Esto sucede gracias al aclamado Bar bajo el techo de acero cromado y aluminio anodizado, presentado en el Salón de otoño de 1927.

Uno de los momentos decisivos en la vida de Charlotte ocurre cuando llama a la puerta del estudio de Le Corbusier. La primera vez que la arquitecta y diseñadora visitó el estudio, recibió como respuesta un “Lo siento, aquí no bordamos cojines”. Con estas palabras, Le Corbusier le cerró la puerta de su taller.

Pero no se desmotivó; por el contrario, siguió buscando una oportunidad. Conseguida su anhelada oportunidad, trabajó junto con Pierre Jeanneret y Le Corbusier por más de diez años.

En el estudio de Le Corbusier ocupó el cargo de jefa del «equipamiento de la habitación» (término que se entiende como equipamiento para habitar). Hacia 1928 diseñó tres sillones para el estudio del arquitecto suizo.

Cada uno de estos contaba con una base de acero tubular cromado. Un sillón para conversación, el B301; un sillón para la relajación, LC2 Gran Confort; y un tercer sillón para dormir, la Chaise Longue B306.

Filosofía de diseño

Mobiliario de dormitorio de Charlotte Perriand.
Mobiliario / revistaad.es

Charlotte Perriand estaba convencida de que sus diseños deberían adaptarse a la realidad y a las necesidades de los habitantes de los espacios. Ella proyectaba sus espacios para facilitar el día a día de las personas, además de aportar belleza y luchar contra el caos, pero con libertad.

Con un gran interés por la política y la economía, trataba de no aspirar al lujo y a las grandes viviendas reservadas para la clase alta. Por el contrario, y consciente del momento histórico de la Europa de esos años, se centraba en los principios comunistas que seguía en esa época.

Estos le exigían centrarse en construcciones y diseños distintos a los de la élite, los cuales tenían que ser accesibles a todos o, al menos, al mayor número posible de personas.

Aspiraba a cambiar el mundo desde la vivienda y a través de sus proyectos. Sus diseños eran pensados para adaptarse a las reducidas viviendas de protección oficial y de obreros.

Con los materiales ocurría lo mismo, intentaba utilizar materiales que pudieran ser accesibles a todos. Sustituía el acero cromado y el cuero por madera y mimbre para abaratar sus muebles.

Sus diseños también se centraban en otros dos conceptos fundamentales: lo modular y lo prefabricado. Esta conjugación de conceptos permitía abaratar costes, y daban mayores posibilidades de adaptación, desde las estanterías hasta muebles de cocinas y baños.

Charlotte Perriand: nuevos aires

Mueble de Charlotte Perriand.
Mueble / roomdiseno.com

Debido a la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, tiene que huir y buscar refugio en Japón. Parte de Marsella el mismo día que las tropas alemanas se hacen con el control de París. La guerra la sigue hasta Japón, por lo cual tiene que trasladarse a Vietnam.

Gracias a estas experiencias, su obra bebe de distintas influencias, como el budismo zen, adaptándose a nuevas formas de proyectar y a nuevas necesidades. Con nuevos materiales a su disposición inicia una etapa experimental.

Fallece en 1999, a la edad de 96 años. Charlotte se mantuvo activa hasta el final, publicando sus memorias apenas un año antes de fallecer. Titulado “Una vida de creación”, resume una vida dedicada al diseño de espacios y mobiliario, el cual, aún hoy, se sigue fabricando.

Perriand supo abrir un nuevo camino para el diseño moderno, apostando por el interiorismo integral. Esta contemplaba los aspectos ergonómicos, funcionales y formales de cada espacio. Por una diversidad de factores, se mantuvo en un discreto segundo plano, a la sombra de sus compañeros del taller de Le Corbusier.