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Cómo definir un estilo decorativo personal

4 minutos
Una casa debe convertirse en el espacio que refleje la personalidad de uno mismo; por este motivo, la decoración puede mostrar los gustos e ideales individuales.
Cómo definir un estilo decorativo personal
Francisco Jiménez

Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez

Última actualización: 04 marzo, 2022

Por norma general, deseamos que nuestro hogar sea el fiel reflejo de nosotros mismos; por eso, vamos a valorar cómo definir un estilo decorativo personal, qué procedimiento debemos seguir, qué recursos necesitamos y cómo tenemos que trabajar.

Desde un primer momento hay que marcarse un objetivo: el hogar debe ser un espacio confortable. Cuando logramos este propósito, nos sentimos conformes con el espacio que habitamos. Este es un requisito indispensable para estar a gusto en casa.

Por este motivo, no hay que caer en caprichos irracionales y en la falta de concordancia decorativa. Todo se debe regir por un criterio ordenado y coherente, pero fijándonos en los gustos propios y en las necesidades que uno tiene.

Paso 1: comprender qué es lo que nos gusta

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Pocas veces nos planteamos qué es lo que realmente nos gustaría tener en casa. Normalmente, estamos disconformes con el estado del salón, el tipo de dormitorio, los colores que predominan en los espacios, la falta de recursos, etc.

En primer lugar, conviene hacer un mapa mental de lo que realmente queremos tener en nuestro hogar. Definir cada uno de los elementos que estén presentes es un paso fundamental: tipo de mobiliario, la combinación de colores, adornos, la colocación de los recursos, etc.

Si establecemos un criterio general para todos estos elementos, podemos conseguir un enfoque más personalizado. En cambio, si copiamos los modelos que aparecen en revistas o en internet, estaremos cayendo en los convencionalismos que, en el fondo, no nos representan.

El hogar debe ser un espejo de nuestra personalidad.

Paso 2: tipos de personalidad

Para conseguir un estilo decorativo personal hay que mirar, especialmente, hacia uno mismo; es decir, saber cómo somos, reconocer nuestro carácter y la identidad que nos define. Una buena muestra de ello es el tipo de ropa que llevamos y los cromatismos que empleamos.

De esta manera, hay que destacar que en los detalles se muestra el temperamento de cada uno. Vamos a conocer 4 tipos de personalidad con algunos aspectos relativos a la decoración:

  1. Las personas exigentes y que tienen mucho carácter tienden a utilizar colores intensos; nos les importa emplear mobiliario extravagante y se posicionan en una tendencia que está fuera de lo común, logrando un aspecto más original y singular.
  2. Los caprichosos tienden a demostrar cuáles son sus aficiones y gustos, pero de una forma descarada. Así, se puede comprobar en los colores y el diseño del mobiliario. Si son seguidores del minimalismo, tratarán de que todo el conjunto se enmarque en este estilo.
  3. Por otro lado, están las personas complacientes y tranquilas, aquellas que no necesitan destacar por encima del resto. Suelen emplear tonalidades neutras y se atreven con algún color que sea un poco más intenso pero sin sobresalir demasiado. Son más abiertos a emplear todo tipo de decoración siempre y cuando se consiga la armonía.
  4. En cuanto a los tímidos, no suelen recurrir a la fuerza expresiva de los interiores; es decir que suelen utilizar los elementos que pasan desapercibidos. De hecho, suelen acudir a los convencionalismos y se les encasilla más bien dentro de una decoración conservadora.

Paso 3: ¿cómo definir un estilo decorativo personal?

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Imagen: ikea.com/es

Una vez que hemos comprendido cómo influye la personalidad en la decoración de los interiores, hay que saber cómo proceder en la definición de un estilo decorativo personal.

En el caso de que exista alguna temática que nos encante (el cine, los viajes, el arte…), podemos adoptar esta idea para disponer adornos a modo de vinilos, papel pintado, fotografías, cuadros, figuras, etc.

Si somos modernos y vanguardistas, podemos emplear un mobiliario sofisticado basado en conceptos minimalistas, depurados, sencillos y lineales. Pero si somos más clásicos, tenemos la oportunidad de escoger recursos que posean un trabajo estético más definido.

Paso 4: escoger adecuadamente el color

Los cromatismos son el principio básico para reflejar nuestro propio yo. Si queremos una apariencia atrevida y desenfadada, existen distintos colores cálidos o fríos que, mediante una combinación armoniosa, pueden alcanzar un sentido consonante.

En el caso de que no queramos realizar una apuesta demasiado estridente, los tonos neutros son muy recurrentes (grises, azules oscuros, beige, blancos…). Todos ellos son, generalmente, una manera de asegurarnos la correcta relación en el conjunto.

Si queremos un hogar mucho más dinámico y distendido, la combinación de distintos colores es la mejor opción. Se pueden trabajar desde distintas vertientes para alcanzar una policromía muy curiosa.

Foto de Alex Qian en Pexels


  • Quan, Diana: El paraíso es tu casa, Barcelona, Penguin Random House, 2017.