El estilo Bauhaus en la arquitectura

Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez

Última actualización: 01 julio, 2019

Los arquitectos modernos se fijan en las obras del pasado para poder ofrecer nuevas ideas con las que mostrar renovación y originalidad. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se ha tenido presente todo el movimiento de vanguardias. Por eso, el estilo Bauhaus en la arquitectura puede tomarse como referente.

En este caso, estamos hablando de una tipología artística que en su momento abrió nuevos horizontes y, en los últimos años, vuelve a estar presente. ¿Esto a qué se debe? Principalmente, a los diseños, fórmulas, resoluciones y perspectivas con las que mostrar otra manera de construir.

Esta escuela consiguió renovar la estética de los edificios y dirigir el arte de la arquitectura hacia un rumbo que aún no se había inspeccionado. De esta manera, se pueden tomar sus obras como referentes para la actualidad. No importa si es un edificio, un chalet o un piso, el estilo Bauhaus puede ser aplicable.

Contexto histórico de la escuela

Esta escuela se configura como un centro de formación que trabaja las artes de la arquitectura, el diseño y la artesanía. Fue fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar (Alemania), convirtiéndose esta localidad en el foco artístico más relevante del país en ese momento.

La repercusión que tuvo esta escuela a nivel europeo fue espectacular. Cada año llegaban numerosos estudiantes interesados en poder recibir formación en este lugar. Adquirió una importancia notoria, de tal manera que se posicionará entre las más relevantes para el aprendizaje en materia de arquitectura.

Poco a poco, entrarán en la Bauhaus grandes figuras de la historia del arte, como son Meyer o Mies van der Rohe. La perspectiva de sus enseñanzas y producciones se centrará fundamentalmente en el racionalismo estético.

Hablar de la escuela Bauhaus es sinónimo de creatividad, innovación y vanguardia.

Villa Bauhaus en Chemnitz

Una de las obras que muestra la repercusión que tuvo la Bauhaus a nivel nacional se refleja en la localidad de Chemnitz. En 1928 se realiza una casa donde el diseño exterior y la estructura general reflejan un contenido vinculado directamente a la escuela.

• El racionalismo queda patente: formas geométricas vistosas y en armonía, empleando el cuadrado, la línea recta, la búsqueda de los módulos separados… pero relacionados entre sí, y un claro sentido de la solidez y la estabilidad.
• Combinación entre la curva y la recta. La primera destaca en el centro de la construcción, mientras que las otras partes quedan unidas y relacionadas entre sí. De hecho, la techumbre ofrece una apariencia plana, quitándole importancia.
• Dominio absoluto de la funcionalidad a través de la disposición de ventanales sencillos, accesos fáciles para las personas y disposición racional de las partes para proporcionar esbeltez estética y bloques bien organizados.
• Sensación de estabilidad y de seriedad. Se sale de cualquier percepción decorativa modernista. Además, no se trata de alcanzar la ascensionalidad, sino de conseguir ganar espacio en el interior.

Estilo Bauhaus: su presencia en Tel Aviv

Se ha dicho que Tel Aviv es la capital internacional de la Bauhaus. En sus calles se pueden encontrar distintas edificaciones que poseen la estética propia de la escuela.

La influencia de la industrias y las máquinas quedó patente en la Bauhaus, de ahí que se extrapolara su arte hacia otras ciudades de Europa y del mundo. De esta manera, va a ser en Israel donde se puedan encontrar características propias de esta corriente artística.

La expresión de la linealidad es algo que gusta en Europa oriental, de ahí que en Israel se tomen los diseños de la escuela como recursos elementales para poder construir la ciudad, empleando fórmulas básicas y sencillas. Eso es la Bauhaus.

Sencillez, funcionalidad y organización.

Estilo Bauhaus: la casa de Gropius

El propio Walter Gropius diseñó su residencia con los esquemas y prototipos que promovía la escuela. Su hogar se conforma por la linealidad que, según él, necesita la arquitectura. En el fondo, lo que desea es salir de los parámetros clásicos y abrir un nuevo camino que desemboque en el racionalismo.

No es necesario que las construcciones posean caprichos o extravagancias, ni tampoco que se deba alcanzar una altura contundente; más bien es preciso que tenga los elementos básicos con los que poder vivir cómodo y que se adapten correctamente a las medidas del hombre.