Mi hijo es muy desordenado, ¿qué puedo hacer?
Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez
La convivencia en una familia puede llegar a ser conflictiva si existe algún miembro de esta que genera mal ambiente. Bien lo saben las madres y padres que, en más de una ocasión, se han cuestionado “si mi hijo es muy desordenado, ¿qué puedo hacer?”
No hay nada peor que tratar de mantener el orden continuamente en tu hogar y que venga alguien por detrás y mueva todo de sitio, ensucie tras haber limpiado, deje las cosas caídas por el suelo, no friegue lo que ha utilizado, no reponga lo que se ha gastado, etc.
En ese caso, estamos hablando de una falta de consideración absoluta. Si nuestro hijo ha tomado estas conductas, es momento de tomar riendas en el asunto y evitar que sea una persona conflictiva. Básicamente, porque si no, irán acrecentándose y, poco a poco, existirá mayor dejadez por su parte.
La educación lo es todo
Para que un niño aprenda desde bien pequeño las buenas conductas en la vida, es necesario que remarquemos la importancia de una buena educación. Hay que enseñarle que en casa se deben respetar las normas, ser cuidadoso, tener consideración y ayudar.
La mala educación es algo que está cada vez más presente en la sociedad. Cosas tan básicas como cuidar tu hogar se está perdiendo. El propio espacio donde uno habita y en el que descansa y vive a diario debe ser el lugar que mejor acondicionado esté para conseguir, así, el bienestar.
Desde pequeños se les ha de educar en las normas de casa y los buenos hábitos. Sin embargo, para que consigamos nuestro propósito, debemos ser nosotros mismos el mejor ejemplo. El mero hecho de que nos vea limpiar y ordenar la casa va a ser un factor muy importante.
A los niños hay que ponerles las cosas difíciles para educarlos bien.
-Toni Nadal-
Mi hijo es muy desordenado: cómo detectar el problema
Esta cuestión es fácil de responder. Simplemente, hay que observar sus conductas, la manera de ser y qué actitudes tiene a diario. Su habitación será el principal foco de referencia para comprobar que, generalmente, tiene todo desordenado.
Si compruebas que no hace la cama, que tiene la ropa tirada por el suelo, que no limpia nunca y que no le importa en absoluto tener la habitación así, es cuando hay que intervenir con una solución y ayudarle a que se dé cuenta del error que está cometiendo.
Consejos para que tu hijo deje de ser un desordenado
No existe una fórmula mágica que cambie la mentalidad de tu hijo, sobre todo si es adolescente, un período de la vida en el que su personalidad se vuelve reivindicativa. Vamos a ver a continuación algunas fórmulas que pueden funcionar para hacer que tu hijo cambie de mentalidad:
- Tal y como hemos dicho anteriormente, es crucial que vea una casa en orden y limpia. Los padres deben dar ejemplo, ser el modelo a seguir y mostrarle las conductas adecuadas para que no pueda reprochar nada ni tomar malos modales.
- Los buenos hábitos son fundamentales. Hay que enseñarle a que cada día deben quedar hechas ciertas tareas domésticas, como hacer la cama, limpiar el polvo, ordenar la habitación, guardar la ropa doblada y tratar de mantener siempre limpio el espacio.
- Es posible que tengamos que estar encima tratando de obligarlo a que cumpla con sus funciones. No obstante, debe hacerlo él, nunca tenemos que hacerlo nosotros, ya que solo conseguiremos empeorar la situación.
- Evita que se acomode y llegue al punto de dejadez personal.
- Ser insistente será algo positivo. Lo que si podemos hacer es echarle una mano y enseñarle a ordenar, tanto su habitación como toda la casa, ya que los hijos también conviven en ella. Hay que hacerles partícipes de las tareas domésticas.
La incomodidad del desorden afecta a toda la familia
Nuestro hijo puede ser muy desordenado, sobre todo, en su habitación. Este problema puede expandirse por el resto de la vivienda. De hecho, el cuarto de baño suele ser el siguiente espacio que sale perjudicado.
Hay que arrancar el problema de raíz y hacerle ver que puede afectar su desorden al resto de la familia. Es importante que vea que su manera de ser también perjudica la convivencia y empeora el bienestar, puesto que la decoración del hogar sale damnificada.
Nadie quiere llegar al punto de la discusión. Por eso, trata siempre de hablar con él, que no caiga en la desidia ni tampoco le hagamos sentir culpable.
- Kondo, Marie: La magia del orden, Aguilar, 2001.
- Tabero, Pepa: Manual de la casa limpia y ordenada, La Esfera, 2016.