Todo sobre los suelos laminados y cuáles son mejores
A partir de los años 20 se empezaron a usar los llamados suelos laminados. Sin embargo, el éxito de este tipo de material surgió en la década de los 70. En este artículo, te contamos todo lo que debes saber del laminado para pisos, el cual tiene una durabilidad superior a cualquier otro.
Características de los suelos laminados
Se consideran una excelente alternativa para los suelos de madera maciza o multicapa. Más económicos que el porcelanato o que el parqué, se instalan fácilmente sobre cualquier superficie.
Además, los suelos laminados tienen un acabado final que imita la madera y otros materiales. Pueden combinarse con todo tipo de estilos decorativos y quedan muy bien tanto en una habitación, como en el salón, el recibidor o, incluso, la cocina.
Los suelos laminados garantizan el confort, la durabilidad y la resistencia al estar fabricados con fibra de resina y madera prensada. Además, ofrecen un gran nivel de resistencia a los impactos y desgaste. Como si todo ello no fuese suficiente, son muy fáciles de instalar: tienen un sencillo sistema de encastre para colocar una tabla al lado de la otra sin problemas.
Otro de los motivos por los cuales se eligen los suelos laminados es que permiten crear ambientes únicos y con mucha personalidad. A su vez, están disponibles en una gran variedad de prestaciones, calidades y diseños. Son de mantenimiento y limpieza rápida, ecológicos e hipoalergénicos.
Desventajas de los suelos laminados
Ya hemos hablado de sus principales características y ventajas, pero también tenemos que decir que los suelos laminados tienen su lado negativo.
1. No se pueden instalar en cualquier sitio
Las zonas exteriores del hogar no son aptas para suelos laminados, así como también áreas con excesiva humedad (por ejemplo los alrededores de la piscina o si tenemos una sauna en el baño).
2. No es madera
Puede parecerlo en aspecto e, incluso, está fabricado con ella, pero no es madera. Eso debe quedar bien en claro. No se siente, pisa ni suena igual que la madera.
3. No se puede reparar
En el caso de que una tabla (llamada lama) se astille, deteriore o marque, lo único que se puede hacer es sustituirla. Lo bueno es que no sale caro ese reemplazo, si lo comparamos con los cerámicos o el parqué.
¿Cómo elegir entre los suelos laminados?
Existen diferente tipos de suelos laminados, clasificados según el impacto, la resistencia, el uso y el desgaste. Podríamos decir que se dividen en dos grandes grupos: doméstico y comercial, y se subdividen en tres usos, moderado, general e intenso.
Si quieres poner suelos laminados en tu casa, oficina o tienda, te recomendamos que prestes atención a estos consejos:
1. Elige el color
La gama de tonos disponibles es enorme, pudiendo optar por colores más claros o más oscuros, marrones, grises, negros, etc.Ten en cuenta que los claros, como el arce o el pino, aportan luminosidad y amplitud, y los oscuros dan una sensación de calidez y recogimiento.
2. Selecciona los revestimientos
Los suelos laminados vienen con diferentes tipos de revestimientos o acabados en sus superficies. Las opciones son liso (aspecto ligero), poroso (brillo satinado), aserrado (estrías de madera), estructurado (relieve y vetas) y sincronizado (reproduce las vetas de las maderas).
3. Determina el grosor
Todo depende del ambiente donde instalaremos los suelos laminados y el uso que le daremos. Por ejemplo, para el dormitorio de un piso normal se recomienda uno de uso intenso, mientras que para la cocina, el salón y una habitación infantil uno de uso muy intenso. Los grosores van de los 6 a los 12 milímetros.
4. Ten en cuenta el pavimento
No es lo mismo tener un suelo de base que sea de cerámica que de parqué antiguo, por ejemplo. Si bien en la mayoría de los casos los suelos laminados son aptos, ten en cuenta que si quieres clavar o pegar las lamas, no podrás hacerlo en cerámica, moqueta, PVC y vigas de madera.
Por último, has de saber que algunos suelos laminados ofrecen características adicionales, como por ejemplo, tratamientos antibacterianos, antiestáticos (evita descargas eléctricas), antirayados (ideal para casas con niños) y antideslizantes (para aquellas zonas con mayor humedad, como la cocina).