Colores ideales para fachadas y exteriores
Para gustos, los colores. Sin embargo, la utilización de algunos de ellos ha permitido intuir cuáles son los más elegidos en la decoración de fachadas y exteriores. Y mientras que algunos son vibrantes y atrevidos, otros son neutrales y discretos.
En líneas generales, después del blanco y tonos neutros, el amarillo y el azul, y sus diversas presentaciones, son dos de los colores más recurrentes. De hecho, en los años 90, el amarillo canario se impuso como una tendencia tanto en interiores como fachadas y exteriores y en este 2018, ha regresado como opción.
Los colores del 2018
De acuerdo a los grandes expertos del diseño, este año los colores que más se imponen, además del amarillo y el vainilla, son: el lavanda, el rosa pálido, el salmón, el verde oliva y el naranja (en tonos suaves). Mientras que, el único color intenso viene a ser el púrpura.
Colores claros y neutrales para fachadas y exteriores
Los colores claros como el blanco, el beige, el marfil, el hueso, los cremas y los pasteles (como el vainilla, el rosa pálido y el salmón) son muy empleados en la decoración de fachadas y exteriores debido a que aportan luminosidad, amplitud e incluso, contraste.
Los colores claros ayudan a resaltar de forma muy notoria materiales como la madera, el metal y la piedra. Por otra parte, resultan atemporales, ya que no obedecen directamente ninguna tendencia. De allí la razón por la que muchos eligen colores claros.
Colores vibrantes para fachadas y exteriores
La variedad de colores vibrantes que se exhibe en las fachadas y exteriores de las viviendas en los países latinoamericanos es muy amplia. Desde el norte hasta el sur, se pueden apreciar todo tipo de tonalidades, tanto cálidas como frías, con resultados muy atractivos.
Algunos de los colores más empleados son: el amarillo, el mostaza, el naranja, el terracota, el marrón, el azul y el fucsia. También se pueden encontrar variedades de verde, violeta y morado.
Ahora bien, en estos casos, ¿cuáles vendrían a ser los colores ideales para fachadas y exteriores? El amarillo y los tonos tierra suelen imponerse dado que permiten destacar la decoración vegetal y los diferentes materiales.
Sin embargo, en otras localidades, como Chefchauen (Marruecos), el color que se impone en la decoración de fachadas y exteriores viene a ser el azul.
De hecho, se ha convertido en un referente visual, así como la combinación del color blanco brillante y el azul se tienen por sinónimo del estilo mediterráneo.
Por su parte, en países como Noruega, es muy común que las fachadas de las viviendas sean blancas y rojas. El contraste resulta maravilloso a la vista y la historia detrás de esta elección de colores es, sencillamente, fascinante.
Acerca de las licencias
De acuerdo a la localidad y otros parámetros, la elección de color varía considerablemente. Ahora, hay que recordar que, aunque existan normas, siempre hay algunas licencias a las cuales recurrir en caso de que no se esté conforme al cien por cien con un diseño en particular.
Por ejemplo, aunque no esté permitido pintar toda una fachada con algún color en particular, puede que sí se pueda añadir detalles en este color (como marcos de las puertas, contraventanas, puertas, etcétera). La clave está en no cerrarse a las diferentes alternativas y en ser flexibles a la hora de añadir el color a las fachadas y exteriores.
¿Más colores claros que oscuros?
No necesariamente hay que optar en exclusiva por los colores en tonalidades claras, neutras o pasteles, también se puede recurrir a los colores oscuros, según el tipo de construcción, los materiales, las normas de urbanismo locales y, por supuesto, las preferencias de cada quien.
En realidad, lo importante no es excluir de forma taxativa una opción u otra o, dicho de otra forma, pensar en: claro versus oscuro. Lo importante es buscar la armonía. Asimismo, resulta conveniente aprovechar y reforzar los puntos de encuentro para no crear competencia de elementos.
Hay que recordar que, la elección del color no solo obedece a las preferencias del particular, en función de lo que le parece agradable o no a la vista en el momento, sino que debe tener en cuenta otros aspectos.
Por ejemplo, más allá de las tendencias cromáticas, también hay que considerar qué es lo más conveniente en términos de mantenimiento a mediano y largo plazo.