Cerámica rugosa para suelos de estilo rústico
Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez
Nuestro hogar se puede nutrir de un ambiente campestre a partir de los recursos que empleemos. El mobiliario, los colores, las formas, los objetos, etc. Todo puede contribuir a la consecuión de este fin. En esta ocasión, queremos destacar uno en especial: la cerámica rugosa para suelos de estilo rústico.
Cuando decoramos los interiores, buscamos diferentes soluciones: sofisticación, elegancia, finura, gentileza y comodidad. Estas cualidades se logran siempre y cuando utilicemos los elementos apropiados para la obtención de una estética específica.
Normalmente, solemos fijarnos en la imagen y en la apariencia de los elementos utilizados; sin embargo, hay un aspecto a tener en cuenta y que resulta trascendental: la textura. Con ella, podemos completar la estética, tanto si se aplica en los suelos, los techos o los muros.
¿Cómo es la cerámica rugosa para los suelos?
Probablemente, no hayamos escuchado hablar de esta tipología. No obstante, es bastante común encontrarla en diferentes lugares públicos y privados como, por ejemplo, hoteles, casas rurales, casas de campo, chalets, palacios, etc.
Hay que tener en cuenta que es un tipo de cerámica muy distinta a la que solemos utilizar habitualmente. Estamos acostumbrados a la que es lisa, depurada y completamente llana, sin ningún tipo de irregularidad. Así, se suele emplear en los baños o la cocina.
En cambio, la rugosa, como su propio nombre indica, posee una textura diferente, donde cada pieza es variable y desigual, ganando en originalidad y transmitiendo un sentido mucho más refinado. Se logra, de esta manera, un carácter distinguido.
Es momento de porporcionar a los interiores una decoración singular.
Principales características
Si nos centramos en sus características fundamentales, merece la pena prestar atención a la manera en que se puede utilizar, cómo se amolda al conjunto y qué sentido adquiere la vivienda. Para indagar un poco más, vamos a conocerla más de cerca:
- Este tipo de gres no resulta incómodo. A pesar de haber señalado que las baldosas muestran cierta irregularidad, se amoldan perfectamente a cualquier superficie y la pisada resulta confortable.
- En ningún momento se percibe dificultad a la hora de caminar. En otras palabras, no se nota esa rugosidad; en realidad, pasa bastante desapercibida y se convierte en un componente estético más.
- Otra de las cualidades es su capacidad antideslizante. La textura ayuda, pero el material está preparado para que no puedan producirse resbalones y prevenir, así, cualquier tipo de accidente doméstico. Tampoco absorbe la humedad y no favorece el desarrollo de hongos.
- Las baldosas no tiene porqué ser uniformes. Cabe la posibilidad de que haya una gama con lados desiguales y con la capacidad de estar unidas entre sí, como si fuesen un gran puzzle.
- La apariencia que ofrecen es naturalista, como si fuese la superficie de un suelo que está en el campo, de ahí que encajen muy bien en viviendas de estilo rústico. De hecho, son una buena apuesta para todo tipo de espacios de carácter rural.
Colores y expresión estética
En cuanto a las tonalidades, hay que tener en cuenta que existe una amplia variedad dentro del ámbito de la cerámica rugosa para suelos. Los más comunes son los cálidos: terrosos, naranjas, ocres, teja, pardos, etc. Hace referencia a lo que señalábamos antes: la consecución de ese estilo rústico.
Los neutros también tienen cabida: grises, blancos, beige, etc. Son una apuesta segura para no generar tensión estética o producir contrastes inadecuados. Lo más importante es que consigamos un ambiente apacible que favorezca la relación con todo el conjunto.
Todos aquellos colores que son más intensos: azules, rojos, verdes, etc., se encuentran fuera de lugar, sobre todo si queremos que el sentido rural esté presente en los espacios.
¿Cómo se realiza la limpieza y el secado?
A la hora de limpiar estas superficies, es bastante sencillo. Al ser un material consistente y fuerte se pueden utilizar productos desinfectantes como la lejía o el amoniaco; también, es posible utilizar agua y jabón. Lo importante es que se realice un adecuado fregado del suelo.
En este sentido, tampoco es cuestión de abusar mucho, ya que el color puede degradarse e, incluso, la propia rugosidad se puede ver ligeramente erosionada. Hay que mantener una higiene diaria en el hogar pero sin excederse.
En definitiva, hemos podido contemplar todas las ventajas de este recurso, tanto a nivel estético como personal. No cabe duda de que se consolida como una buena opción para el hogar siempre y cuando queramos establecer ese ambiente rústico.
- Gilliatt, Mary: El libro de la decoración, Círculo de lectores, 1987.