Consejos para insonorizar tu casa
Los ruidos se han convertido en algo habitual en la mayoría de viviendas. Algunos de ellos proceden del exterior, tales como los ruidos de los coches o de aquellas personas que pasan cerca de nuestras ventanas. En cambio, otros provienen de nuestro mismo edificio. Todos hemos escuchado en más de una ocasión a nuestros vecinos gritar, mover muebles o tirar de la cisterna. Si quieres que el silencio vuelva a reinar en tu hogar, lo mejor que puedes hacer es seguir estos consejos para insonorizar tu casa.
Es cierto que los ruidos pueden llegar a ser algo verdaderamente molesto. Sobre todo si se convierten en algo habitual, llegando a interrumpir nuestras horas de sueño y causando problemas, tales como las migrañas o el estrés. Con los consejos que te proporcionamos lograrás acabar con este molesto problema, así que no te hacemos esperar más y vamos a comenzar a explicarte en qué consisten estas medidas.
1. Instala ventanas con cámara de aire
Gran parte del ruido que entra desde el exterior lo hace a través de las ventanas. Es por ello que merece la pena comprar unas que sean de calidad y que garanticen una correcta insonorización. Si vives en una zona bastante ruidosa, lo más recomendable será instalar ventanas con doble cristal que contengan una cámara de aire.
Es cierto que el coste de estas ventanas es notablemente más elevado que el de las ventanas convencionales. Sin duda alguna, merece la pena, ya que son muy eficaces y de gran calidad. También debes prestar especial atención al tipo de ventana que compras. Por ejemplo, las correderas permiten el paso de mayor cantidad de ruido que las abatibles.
2. Colocar falsos techos
Si el ruido procede de parte de los vecinos de arriba, la solución es instalar falsos techos. Existen varios tipos, pero por lo general son de fácil instalación y bastante económicos. Esta solución resulta muy eficaz, ya que el hueco entre el techo principal y el falso techo se rellena con materiales acústicos, tales como la lana o la espuma de poliuretano.
Esta sencilla solución logrará que dejes de escuchar los pasos de los vecinos, los gritos de los niños o los incómodos movimientos de muebles. Siempre es mejor hablar primero con ellos y comunicarles tu malestar. Si no cambian de actitud, los falsos techos son una de las mejores opciones.
3. Los textiles, tus aliados para aislar
Hasta ahora hemos hablado de diferentes formas de insonorizar tu casa que conllevan la realización de obras. Debes saber que también existen otras alternativas mucho más sencillas y económicas. Puede ser que ya estés llevando a cabo más de una y ni siquiera te hayas dado cuenta.
Los textiles son perfectos para absorber y amortiguar los ruidos. Gestos tan sencillos como colocar una alfombra amplia y gruesa pueden ser muy efectivos. Las cortinas también cumplen esa función, aunque al ser más finas no son tan eficaces. Los sofás gruesos y mullidos, o las estanterías en contacto con la pared también aíslan de los ruidos.
Nuestro consejo es que utilices la decoración como elemento insonorizador. Es una buena forma de darle un nuevo aspecto a tu vivienda al mismo tiempo que la proteges de los ruidos. Una gran alfombra en el salón junto con un chaise longue bastante mullido y unas gruesas cortinas provocarán un gran cambio, tanto acústico como de imagen.
4. Construir dobles tabiques para insonorizar tu casa
Construir un doble tabique es una de las soluciones más drásticas a la hora de insonorizar tu casa. Hay que tener en cuenta que es una de las soluciones más eficaces, pero también supone la pérdida de un espacio considerable. Es por ello que solamente está recomendado en aquellos casos en los que el ruido es una verdadera molestia e impide vivir de forma cómoda en casa.
Respecto a la pérdida de espacio, esta varía según los materiales empleados. Por lo general, varía de los cinco a los diez centímetros. Si se trata de un espacio amplio, esta opción puede ser una buena idea. En cambio, en el caso de viviendas pequeñas, supone la pérdida de un espacio que es totalmente necesario.
La cuestión sería poner en una balanza la molestia que nos supone el ruido frente a la pérdida de espacio. Cada caso es único, y por lo tanto serás tú el que tiene que decidir si esta es la mejor opción.