Fórmulas para conseguir el equilibrio decorativo
Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez
Un hogar debe tener la decoración bien organizada, tratando de conseguir la proporción de las formas y distribuyendo correctamente cada uno de los elementos que conformen un interior. Por eso, te mostramos las principales fórmulas para conseguir el equilibrio decorativo.
No cabe duda de que el concepto de orden se llega a él siempre y cuando se sepa cómo diseñar correctamente un espacio y saber qué necesita y cómo funciona. Por tanto, debemos llegar a establecer el procedimiento más adecuado con el que alcanzar un objetivo que nos agrade personalmente.
Lo peor que se puede hacer en el mundo del interiorismo es no perseguir el grado de equilibrio en una vivienda. Cuando existen fuerzas descompensadas y malos planteamientos decorativos, se llega al punto de malestar e incertidumbre. Esto puede generar disconformidad personal.
Principal objetivo del equilibrio decorativo: mantener la escala de los elementos
Lo primero que debemos tener en cuenta es que los elementos no pueden estar descompensados; es decir, la simple existencia de algún objeto que supere en dimensiones de forma inadecuada al resto del conjunto producirá un efecto negativo en el espacio.
Mantener la escala de los elementos es fundamental. Las medidas deben estar acordes a la escala humana y en concordancia unos recursos con otros. Por este motivo, cuando la escala no es la adecuada, se desajusta la armonía general y se pierde la esencia decorativa.
Por otro lado, guardar unos parámetros en el diseño y unas medidas hará que exista diálogo en el mobiliario. No hay nada mejor como tener todo bajo control y que exista un estudio adecuado de los componentes que construyen la decoración.
Plantéate si en tu hogar existe una ordenación de los distintos elementos que conforman el diseño de interior.
Es importante guardar la proporción de los objetos
Sin duda alguna, un hogar se nutre de un mobiliario con el que los residentes pueden sentirse cómodos y a gusto. Lo más importante es que todo esté bajo una serie de parámetros adecuados y que exista concordancia en general. A continuación, veremos en qué consiste la proporción de los objetos:
- Las medidas deben ser correctas y sensatas. De nada sirve tener un sofá de gran tamaño que ocupe prácticamente todo el salón y que solamente sea utilizado una parte de él y de forma esporádica. De esta manera, se ha desequilibrado la armonía del conjunto.
- Si se emplean recursos de reducido tamaño con tal de completar más los espacios, es un grave error. Lo único que conseguiremos con esto es producir una saturación del espacio sin sentido, cuando lo normal es emplear mobiliario proporcional.
- La definición de los elementos debe guardar concordancia en las medidas y en las formas. Si se trabaja una estética dinámica con curvas, es preferible seguir por esta línea y no romperla con otros recursos que puedan generar una disonancia exagerada.
- Cuando se alcanza la proporción de los objetos que conforman un espacio, se consigue el siguiente resultado: bienestar y comodidad. En este sentido, se está alcanzando el grado de estabilidad estética y nos agradará a la vista.
Armonía de los colores para un equilibrio decorativo
Por supuesto, los colores juegan un papel fundamental. Estos van a definir el contenido estético de forma más específica y ayudarán a generar un ambiente más gustoso, sobre todo, porque a través de ellos concretamos el tipo de personalidad que tenemos.
Si se tiende a utilizar colores terrosos, deben relacionarse con otros cálidos o neutros, pero en ningún momento confrontarlos con los fríos. En cambio, si estos últimos queremos que tengan protagonismo, lo mejor es que los vinculemos también a otros tonos neutros o, simplemente, con el blanco.
El ambiente se define a través de los colores. Por eso es tan importante que exista una adecuación correcta entre ellos. La armonía se va a alcanzar siempre y cuando no se dispongan tonalidades dispares que produzcan tensión ambiental en la habitación.
Disponer aquello que tenga un sentido
Tal y como hemos dicho anteriormente, no debemos recargar nuestro hogar de elementos decorativos de forma incontrolada. Hay que elegir aquello que realmente vaya a tener una utilidad y, por tanto, una funcionalidad diaria.
Los objetos de decoración pueden ser utilizados desde el punto de vista estético; es decir, aunque no los manipulemos como tal, van a servir para decorar y contribuir en la ambientación del lugar.
- Margolius, Marcia: Espacios para vivir, Barcelona, Ceac, 2006.