¿Por qué nos gusta el estilo mediterráneo?
Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez
Es posible que te hayas preguntado en alguna ocasión: ¿por qué nos gusta el estilo mediterráneo? Es una manera muy interesante de darle un toque de calidez y frescura al hogar.
Como su propio nombre indica, este estilo lo podemos encontrar habitualmente en casas localizadas en varias regiones bañadas por este mar. Por ejemplo, en países como España, Francia, Italia, Grecia, Marruecos o Túnez.
Durante siglos, el Mediterráneo ha sido un puente entre culturas y un nexo entre Europa, Asia y África. Por este motivo, su estilo aglutina características de diferentes procedencias. Cada región tiene sus particularidades; eso sí, todas coinciden en una cosa: el equilibrio perfecto entre frescura, luz y calidez.
Es la mejor manera de poder aplicar la naturalidad del ambiente mediterráneo a través de la decoración.
La luz como principal protagonista
Una de las principales características de este estilo es el protagonismo que adquiere la luz. En este tipo de casas tiene un tratamiento muy especial. Por ello, es habitual abrir grandes ventanas o balcones que permitan iluminar todas las salas.
Para que la luz penetre con toda su fuerza, es importante elegir materiales que no obstaculicen su entrada. En primer lugar, debemos alejar el mobiliario pesado de las ventanas, colocando muebles de baja altura y tratando de evitar sombras indeseadas. De este modo, se aprovecha más la luz natural.
Otra forma de mantener la luminosidad es a través de la correcta elección y colocación de las cortinas. Es preferible olvidar los textiles pesados, los cuales no suelen dejar pasar la luz. Por eso, lo ideal es utilizar tejidos ligeros y translúcidos que permitan la iluminación de forma sencilla.
Colores: blanco, azul y terrosos
Respecto a la paleta de color que predomina en este estilo, se aprecia una constante alusión a la naturaleza; es decir, los colores que van a tener mayor presencia son aquellos que están relacionados con la naturaleza y la artesanía.
- Blanco: se puede afirmar que este color es el gran protagonista de nuestra paleta. Las paredes con este tono potencian la luminosidad. A su vez, hace destacar otros materiales presentes en este estilo, como la madera o la cerámica.
- Azul celeste y azul verdoso: el recuerdo del mar se manifiesta en el interior de las casas mediterráneas. Suele estar presente en elementos textiles, como cortinas, cojines o colchas. Sin embargo, no debemos confundirnos al aplicar cualquier azul, ya que el ultramar se relaciona con ambientes más fríos. La gama sería más bien desde el azul celeste, hasta el verdoso.
- Terrosos: la presencia de objetos de inspiración en la naturaleza hace que cobren especial importancia los tonos terrosos. Por este motivo, las piezas en colores marrones, crema o granates no pueden faltar en la estética interior.
Materiales naturales en el estilo mediterráneo
Junto a la luz, un elemento de vital importancia que diferencia a este estilo de otros es el uso de materiales naturales. La madera cobra especial protagonismo. La mayoría de los muebles están realizados con este material, sustituyendo a las herramientas más artificiales realizadas con plástico. Esto lo vemos en el caso de las persianas: este producto es sustituido por la madera, como se aprecia en las alicantinas.
Sin embargo, donde más protagonismo adquiere la madera es en el suelo y el techo, donde se deja a la vista la estructura de madera. Una variante de esta decoración consiste en pintar las vigas de madera del techo con tonos marítimos: azul cielo o azul ultramar.
Otros materiales que no pueden faltar en nuestra casa son el mimbre o la rafia. Son muy frecuentes en los asientos de las sillas y los taburetes; pero, además, vemos estos materiales en otros elementos más ornamentales, como por ejemplo, en cestos y lámparas.
Unión de estética alternativa y campestre
Por último, no nos podemos olvidar del barro cocido, o lo que es lo mismo, la cerámica. La cerámica se puede aplicar a cualquier rincón del hogar. Normalmente, la encontramos en el suelo, sobre muebles y colgada sobre las paredes.
En el caso de la casa mediterránea, los motivos decorativos son sobrios y de tonos terrosos, no poseen demasiada ornamentación. En cambio, cuando se aplica en la decoración de las paredes, se alcanza mayor dinamismo. Lo habitual son los motivos geométricos con ciertos rasgos árabes.
En definitiva, nos encanta el estilo mediterráneo por la sencillez y la naturalidad que estéticamente ofrece.
Pérez-Ordóñez, A.: Arquitectura tardo-andalusí y morisca. Iidentidad Andaluza, Historia, Cultura y Actualidad Andaluza, 2010.