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Tu paz interior: crea un espacio para meditar

5 minutos
Hoy os traemos soluciones para crear en casa un espacio para meditar. Una práctica que es cada vez más popular y que merece un lugar especial en nuestro entorno diario
Tu paz interior: crea un espacio para meditar
Sonia Budner

Escrito y verificado por la técnico en Decoración de Interiores 3D Sonia Budner

Última actualización: 29 mayo, 2020

En un mundo a rebosar de tecnología, prisas y falta de tiempo, cada día nos hacemos más conscientes de la necesidad que tenemos de recluirnos en un espacio para meditar que nos facilite alejarnos de todo y disfrutar de la paz y la tranquilidad que nuestra vida diaria nos deniega.

Es por este motivo que, cada vez con mayor frecuencia, surge el deseo de dedicar un rincón, una pequeña parte de nuestro espacio en casa, incluso una habitación completa, al maravilloso arte de la relajación, la meditación o el yoga.

A pesar de no disponer de demasiados metros cuadrados en nuestras viviendas, este es un proyecto al que no debemos renunciar si nuestro cuerpo y nuestra mente lo requieren.

Muchos espacios en nuestras casas se prestan a convertirse en nuestro santuario personal en el que refugiarnos a diario. Muchos profesionales del diseño de interiores se están especializando en este tipo de ambientes aunque, con un poco de imaginación y algunos trucos podemos recrearlo nosotros mismos.

Meditación en casa

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Algo que comenzó como una moda bastante excéntrica ha ido poco a poco ganando terreno en nuestras vidas y, hoy, se considera una práctica llena de beneficios físicos y mentales a la que muchas personas están accediendo por primera vez.

Estar personas quieren incluir esta actividad entre sus quehaceres diarios y no es para menos. Al fin y al cabo, nuestra casa es nuestro castillo. El espacio en el que nos adentramos para alejarnos de los avatares del mundo y donde encontramos la paz, el refugio y la serenidad que tanto necesitamos para continuar con nuestras vidas a la mañana siguiente.

Quienes hemos incluido esta práctica dentro de nuestras rutinas sabemos de la importancia de dedicar nuestra atención en convertir nuestro rincón de meditación en un lugar que proyecte todo aquello que pretendemos conseguir con nuestra práctica.

La ubicación es importante

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Quizás la ubicación que elijamos es uno de los aspectos en los que deberíamos emplear mejor nuestros recursos. A veces tenemos “rincones muertos” en casa que, aparentemente, pueden parecer idóneos para prepararlos como zona de meditación. Pero cuidado.

La práctica de la meditación requiere una buena dosis de concentración y si realizamos nuestras prácticas en lugares de paso dentro de la casa, podemos arruinar el proyecto desde su base.

El emplazamiento ideal es aquel en el que uno pueda refugiarse de las idas y venidas tanto externas como internas de la casa. Es decir, una habitación o espacio de alguna habitación en la que podamos cerrar la puerta y que nos garantice privacidad, insonoridad y tranquilidad.

Tres elementos que vamos a necesitar para relajarnos y desarrollar nuestras sesiones de meditación. No importa si elegimos finalmente el dormitorio, nuestro despacho o un rincón del garaje. Lo importante es que lo convirtamos en un espacio que todo el mundo en casa respete como nuestro lugar sagrado y privado.

¿Cómo debería ser un espacio para meditar?

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Una vez elegido el emplazamiento, la segunda cuestión pasa por preguntarnos cómo debemos configurarlo para obtener los mayores beneficios y sacarle todo el partido. Un espacio para meditar debe ser intrínsecamente inspirador y tranquilo porque es el espacio donde vamos a trabajar con nuestros estados emocionales.

Debe ser también especialmente cómodo. El concepto de comodidad aquí se extiende más allá del cojín o la estera de yoga. Incluye variables como la luz, los colores, las sensaciones táctiles, visuales y por supuesto, los aromas. Todo lo que abarque nuestros sentidos. En definitiva, la energía que transmita. Nos pueden resultar de gran ayuda algunos de los principios del Feng Shui.

El yoga y la meditación son herramientas que nos conectan, como individuos, con el resto del universo. Por eso, es importante contar con un espacio para meditar cuidadosamente diseñado, con orden visual y desprovisto de todo lo innecesario.

Un espacio para meditar en estilo Zen

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Imagen: pinterest.es

No queremos decir con esto que nuestro espacio para meditar deba sugerirnos la austeridad de un monasterio del Tíbet, pero sí conviene ceñirse a lo básicamente necesario. En este sentido, el estilo Zen es nuestro mejor aliado. Piezas ricas pero bien escogidas, materiales de calidad y elementos visuales que nos induzcan a un estado de paz y sosiego.

Empezaremos eligiendo un punto focal que puede ser algún elemento arquitectónico como una ventana o un rincón especial. Si no contamos con ningún elemento que la propia habitación nos ofrezca, podemos crear nuestro punto focal.

Lo haremos a través de una imagen yóguica, un mándala, un buda, una imagen del dios Ganesha, unos cuencos tibetanos o cualquier pieza que resulte inspiradora para nosotros. También, nos sirven una obra de arte, un espejo o, simplemente, podemos darle todo el protagonismo a una pared en blanco para convertirla en nuestro punto focal.

La iluminación de un espaci0 para meditar

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Este es un aspecto que debemos cuidar. Un espacio para meditar no necesita especialmente de luz natural. De hecho, las sesiones de meditación suelen realizarse a primera hora del día, en la que la luz natural no tiene apenas presencia.

También, es recomendable la práctica de la meditación antes de ir a dormir, ya que eleva considerablemente el nivel de algunas hormonas muy importantes para nuestra salud fisica y mental.

La luz en esta zona debe ser tenue. Hay que huir de las luces brillantes. Podemos conseguirlo a través de lámparas de iluminación regulable, pero también a través de velas o lámparas de velas. La idea es incorporar los patrones que proyectan las sombras como un elemento de diseño del espacio para meditar.

Colores y elementos decorativos

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El arte de la meditación tiene sus orígenes en tradiciones orientales y este es un buen argumento para añadir elementos que nos evoquen lugares como India o Tíbet. La naturaleza juega aquí un papel importante también. Rocas, alguna planta, ramas e, incluso, elementos como el agua darán carácter a nuestro espacio para meditar.

En cuanto a los colores, nos inspiraremos en los tonos de la naturaleza. Sin estridencias y preferiblemente oscuros o medios. El blanco es un color que tienta siempre por su frescura y limpieza, pero en estos espacios conviene alejarse de los tonos brillantes que puedan interferir en nuestra interiorización.

Para sesiones en las que se quiera conectar especialmente con la naturaleza y la luz natural, podemos trasladarnos puntualmente al jardín o a una terraza amplia, siempre que se encuentre alejada o protegida del ruido exterior.

Imagen principal: House photo created by drobotdean – www.freepik.com