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El estilo arquitectónico de las casas Tudor

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Hoy visitamos las casas de estilo Tudor. Verdaderas joyas que parecen sacadas de los cuentos. Un estilo arquitectónico muy solido y elaborado, cuya construcción terminó por perderse en el tiempo
El estilo arquitectónico de las casas Tudor
Sonia Budner

Escrito y verificado por la técnico en Decoración de Interiores 3D Sonia Budner

Última actualización: 28 febrero, 2019

Hoy repasamos el estilo arquitectónico de unas casas cuya tendencia se inspiró en las construcciones inglesas de la época medieval: las casas Tudor. Esta tendencia arquitectónica se renovó a mediados del siglo XIX, y se hicieron tremendamente populares en los Estados Unidos.

Este estilo evoca las románticas casas de campo británicas y su aspecto pintoresco las hace parecer verdaderas casas de cuento. Al ser casas diseñadas para soportar mejor el frío, la nieve y la lluvia, han sido siempre características de las zonas del norte.

Las casas Tudor están construidas con una gran cantidad de materiales. Sus formas son muy elaboradas y la mampostería muy sólida. En la década de los años 20, fueron apodadas como “las casas de los corredores de bolsa”, ya que su elevado precio de construcción las hacía solo accesible a algunos sectores de la población.

Características de las casas Tudor

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El exterior de estas casas es muy característico y son relativamente fáciles de reconocer. Sus fachadas son asimétricas y construidas en ladrillo, en su gran mayoría, que se combina con entramados de madera decorativa rellena de estuco. Los techos cuentan con varios frontones inclinados que se orientan hacia el frente. Son tejados muy inclinados distribuidos en varias alturas.

Otro elemento distintivo de este estilo arquitectónico son las chimeneas. Tienen numerosos accesorios decorativos confeccionados en metal o en piedra sobre ladrillo. También las puertas son peculiares en las casas Tudor. Cuentan con un arco en la parte superior y decoradas con motivos realizados en piedra sobre el ladrillo de la fachada.

Otra característica destacable son las ventanas. Las casas Tudor tienen unas preciosas ventanas de inspiración medieval, organizadas por grupos de tres o más ventanas juntas. Las ventanas son altas y estrechas, y a veces en forma de diamante. Están compuestas de múltiples paneles. También podemos encontrar ventanas flotantes en los pisos superiores, muy características de este estilo, a las que se conoce como miradores.

Un viaje en el tiempo

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El estilo de las casas Tudor es adorable, romántico, muy inglés y nostálgico. Pero en realidad son casas de construcción muy robusta y elaborada. Emulan las casas medievales del siglo XVI, pero totalmente modernizadas. Este estilo arquitectónico tiene su foco en los detalles y en la artesanía. De ahí su imagen tan pintoresca.

Las casas Tudor cuentan normalmente con dos alturas. Las fachadas asimétricas esconden un interior de distribución muy asimétrica también. Esta característica pretendía imitar la construcción original de las casas medievales que se hacían en varias fases y con varias zonas añadidas.

El interior de las casas Tudor

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Si te gustan los interiores con maderas oscuras, definitivamente este es tu estilo. Los interiores de las casas Tudor utilizan este material para infinidad de elementos arquitectónicos y decorativos.

Los techos de las casas Tudor se conocen como techos de catedral, porque imitan los techos de las catedrales góticas. Son muy altos y los soportes son grandes vigas de madera que también sirven como elemento ornamental. Además de las vigas vistas, los techos estaban pintados en colores oscuros que asemejaban el color de la madera de las vigas. Aunque en un estilo más actualizado pueden pintarse en colores claros para evitar que las habitaciones resulten demasiado oscuras.

Las paredes interiores suelen ofrecer el mismo aspecto que las exteriores, con rieles de madera y estuco cruzando las paredes de ladrillo o de piedra. Resulta muy característico de las casas Tudor también el revestimiento de las paredes interiores con paneles de madera oscura en forma de cuadrados o rectángulos. Y aunque este estilo proponía originalmente paredes pintadas de blanco, las versiones más modernas muestran colores fuertes, como el verde oscuro y apagado sobre las paredes que no están recubiertas de madera.

Un estilo que se perdió en los años 40

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La construcción de las casas Tudor, su complejidad y su elevado coste para el ciudadano medio terminó por relegar este estilo arquitectónico después de la Segunda Guerra Mundial. Las nuevas técnicas y materiales de revestimientos hicieron la construcción de casas más accesibles, y finalmente dejaron de construirse las casas Tudor en los Estados Unidos.

Durante el período comprendido entre 1915 y 1940, las casas Tudor representaban el 25 % del total de las casas construidas en los Estados Unidos. Al dejarse de ser utilizado como estilo arquitectónico, estas casas resultan de un gran valor histórico en la actualidad.