Tipos de vitrocerámica para tu cocina
Escrito y verificado por la historiadora del arte Sofía Sangrador del Río
A la hora de amueblar la cocina, debemos siempre tener en cuenta los tipos de vitrocerámica. Esto puede plantearnos muchas dudas sobre precios, ahorro de energía, modo uso… Además, estamos hablando de un campo que ha evolucionado bastante.
Como sabemos, existen también las placas de cocina. Algunos ejemplos de placas de cocina son los hornillos de gas butano, cocinas de gas o cocinas eléctricas. Sin embargo, actualmente las más utilizadas son las vitrocerámicas.
Centrándonos solo en ellas, debemos conocer las tipologías principales. En la mayor parte de los casos el sistema consiste en un vidrio entre la fuente de calor y el objeto con el contenido que deseamos calentar.
En general, la vitrocerámica es muy fácil de limpiar, lo que es un gran avance. Además, tienen indicadores para señalar que la superficie sigue aún caliente tras el uso y algunas también permiten establecer un límite de tiempo para que se apaguen automáticamente. Así, se promueve el ahorro de energía y reducirmos el riesgo de incendio.
Tipos de vitrocerámica: las “radiantes”
Conocemos con este nombre a las vitrocerámicas tradicionales. En este caso, el calor se expande hacia todo lo que haya a su alrededor. Este calor se genera a través de un sistema de radiantes, a través de las cuales se forma una resistencia. De ahí se da el aumento de la temperatura y se calienta todo aquello colocado encima de la placa.
En ellas se puede cocinar con cualquier tipo de recipiente, cosa que, como veremos, no es posible en la vitrocerámica de inducción.
A pesar de haber quedado algo anticuadas, siguen siendo de las más económicas. Para proceder a su limpieza, a veces es necesario raspar un poco sobre la superficie con un rascador especial.
Tipos de vitrocerámica: de inducción
La vitrocerámica de inducción es la que, poco a poco, se ve más en los hogares, y son las más modernas. En este caso, el objetivo no es generar calor, sino crear un campo magnético, produciéndose así energía. Esto se consigue a través del uso de bobinas.
Lo ideal es usar recipientes realizados con material ferromagnético, diseñados con este objetivo. Además, deben tener un fondo plano y liso, a la vez que grueso. Cuando contactan con ese campo electromagnético, se transmite el calor que rápidamente calentará los alimentos.
Una ventaja de esta vitrocerámica es que el vidrio utilizado apenas se calienta, lo que facilita la limpieza de la placa en cuestión y evita riesgos en el caso de que haya niños pequeños en casa. Si, por ejemplo, se derrama algo de líquido, se quita simplemente pasando un paño y no olerá a quemado.
Asimismo, tienes que saber que si te despistas y no apagas la placa, no ocurre nada, siempre que no te hayas dejado algo encima. Además, si colocas sobre ellas un recipiente de menor tamaño que la placa en sí, el calor se adapta a su forma, evitándose así la pérdida del calor que en otros casos sobraría alrededor.
Vitrocerámica eléctrica
En este caso, bajo el vidrio encontramos una resistencia eléctrica. En ellas, el calor se regula de forma automática, ya que hay un control a través de un termostato que, a su vez, depende de la corriente.
Son bastante baratas, y esa es su principal ventaja ante las demás. Pueden presentar mecanismos de protección contra el posible sobrecalentamiento.
Vitrocerámicas de gas
En este caso, funcionan gracias al gas butano, que se enciende automáticamente. Hay unas válvulas que se encargan de regular su paso, cortándolo o dejando paso libre.
En la medida de lo posible, no escojas las que necesitan cerillas, sino aquellas que poseen un encendido eléctrico. En los últimos modelos las cerillas quedan ya completamente descartadas. Consumen poquita energía, pero no son de las más eficaces. Como ventaja, destacamos que se limpian más o menos con facilidad.
Bajo el vidrio, en este caso encontramos unos quemadores que tienen unas celdillas en forma de panal de abeja.
Como puedes ver, las opciones son variadas. Simplemente debes barajar todos los pros y contras y tener en cuenta tus necesidades cotidianas, además del estilo de tu cocina y el resto de la casa, siendo más lujoso, más rústico… los estilos son infinitos.
Además, cada vez surgen más novedades en ellas. Alejándonos un poco de lo tradicional, en los últimos años hemos podido ver la aplicación de la domótica en este campo: es posible encontrar proyectos de cocina inteligente.