Sistemas de riego para el césped: tipologías y principales características
Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez
La llegada del buen tiempo nos invita a disfrutar más del jardín. Para ello, necesitamos que este se encuentre bien acondicionado; por eso, vamos a conocer algunos sistemas de riego para el césped.
Una zona verde requiere cuidados de forma continuada, especialmente en verano cuando las temperaturas son más altas. Muchas veces, no podemos dedicar todo nuestro tiempo a su mantenimiento, pero existen soluciones al respecto.
Si analizamos detenidamente el mercado, existen diferentes fórmulas para que los exteriores de la casa estén en perfecto estado. Esto no quiere decir que podamos desentendernos y que los aparatos trabajen por sí mismos; también hay que mantener cierto control sobre el procedimiento.
Sistemas de riego para el césped: el trabajo manual
Tradicionalmente, el cuidado de la hierba se ha realizado de forma manual; es decir, siempre ha estado el hombre detrás de las labores de jardinería. El abastecimiento de agua es una prioridad; por este motivo, se han empleado distintos equipos para mejorar las condiciones de trabajo.
La manguera es, sin lugar a dudas, el recurso más empleado. Con ella, podemos acceder a cualquier rincón y solventar cualquier tipo de dificultad; además, suele soportar las bajas temperaturas en época invernal. En cambio, tiene dos inconvenientes: el peso y la manera de desplazarla.
Otra manera de trabajar sería mediante la producción de las acequias y canales que permitan distribuir mejor el agua. En el fondo, son sistemas que han sido empleados desde antaño, pero funcionan perfectamente bien. El único problema es el esfuerzo que suponen.
Estas fórmulas han tenido un amplio recorrido a lo largo de la historia.
Sistemas de riego para el césped: nuevos avances técnicos
Una vez vistas las posibilidades de trabajo manual, es momento de que abordemos la tecnificación del método de riego. El mercado nos ofrece diferentes posibilidades y un de las más interesantes es el sistema automático. Veamos cómo se debe realizar la instalación:
- En primer lugar, hay que realizar una observación y análisis del jardín. Conviene hacer un dibujo en el que contemplemos, con una visión aérea, todo el recinto. De esta manera, podemos hacer las consideraciones oportunas y construir un plano mental.
- El siguiente paso será la realización de las zanjas donde se instalarán las tuberías. La profundidad será de 20 cm y se tendrá siempre presente el grosor de estas últimas. Es preciso dejarles el espacio oportuno para que no se encuentren comprimidas.
- A continuación, se situarán las bocas de riego y aspersores en cada punto donde queramos sacar el agua. Deben situarse precisamente en puntos clave; es decir, deben tener una localización específica que suministre el agua de forma directa.
- Finalmente, hay que cernionarse de que todo queda correctamente instalado para que se proceda a la conexión eléctrica. Así, se conecta el programador con las válvulas solenoides. Es una manera de crear un sistema de funcionamiento inteligente.
El riego por goteo: eficiencia y ahorro
En lugar de despilfarrar el agua cada vez que regamos, tenemos la posibilidad de que no se malgaste ni una sola gota. Aplicamos las cantidades justas y necesarias y logramos, a su vez, un ahorro considerable.
El riego por goteo se posiciona como la mejor opción. Se conforma por una serie de conductos con goteros que, condicionados por un temporizador, van soltando gotas de agua durante largos periodos de tiempo. De este modo, conseguimos humedecer el terreno.
Como este sistema es un circuito conectado, se requieren diferentes terminales, codos y uniones para realizar la adaptación al terreno. Conviene que pase por las zonas donde se encuentren las plantas o el césped y, a partir de ahí, podremos desentendernos de su funcionamiento.
Cada vez son más las viviendas que prefieren tener este sistema de riego. Es cómodo y seguro.
Los aspersores, el método para llegar más lejos
Esta tipología es la más recurrente en superficies amplias. De hecho, es la más recurrente en el mundo de la jardinería. Con los aspersores conseguimos esparcir el agua a mayor distancia y de forma equitativa.
Para su funcionamiento se requiere una instalación que tenga conexión eléctrica. Se depende, así, de un temporizador que los encienda y los apague en diferentes intervalos de tiempo. También existe la posibilidad de que funcionen por energía solar, fomentando un sistema más ecológico.
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- Willmann, Thorsten: Jardines fáciles de cuidar, Hispano Europea, 2008.