El sillón otomano: el descanso sofisticado
Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez
A la hora de amueblar el hogar, debemos hacer la selección más adecuada. Solemos conformarnos con aquellos recursos que ofrezcan funcionalidad, pero ¿por qué no aplicar cierta distinción y singularidad? Es momento de conocer el sillón otomano: el descanso sofisticado.
La originalidad es un concepto que deseamos alcanzar pero que, a veces, nos resulta difícil de establecer. Por norma general, un estilo decorativo debe conformarse por ciertos elementos que supongan un atractivo visual y que, a su vez, resulten novedosos y refinados.
Normalmente, los asientos se convierten en piezas fundamentales dentro de un espacio. El color y la forma resultan elocuentes así como, también, el posicionamiento. En ocasiones, desempeñan un protagonismo verdaderamente significativo.
¿Cómo es el sillón otomano?
Aparentemente, este recurso se desmarca del resto de sillones más comerciales. Si lo analizamos detenidamente, se conforma por dos piezas: una butaca con patas fijas de tipo araña y un reposapiés con las mismas características.
Evidentemente, ambas partes no están ligadas de forma física; sin embargo, para que gane sentido el mueble como tal se necesitan la una a la otra. En otras palabras, guardan una relación directa entre sí con el fin de establecer la concordancia estética.
El diseño se inspira en los sillones de los años 50 donde el carácter clásico y lustroso queda presente a simple vista. De ahí, la interesante imagen que muestra, enriqueciendo el espacio donde se ubica y ensalzando la figura de la persona que lo utilice.
Un recurso decorativo que demuestra elegancia, gentileza y personalidad.
El sillón otomano: principales características
Una vez que hemos podido comprobar cuál es su apariencia estética, es momento de conocer su estructura y materiales. Las características son realmente peculiares, lo que demuestra una identidad que resulta novedosa en el mundo de la decoración.
- La comodidad es una de las virtudes de este asiento. Se encuentra ligeramente inclinado hacia atrás para que sintamos mayor confort. En este sentido, su función va dirigida al relax; se rechaza por completo su visión para hacer trabajos activos.
- Una vez que nos sentamos comprobamos que tiene 3 partes acolchadas de espuma: la parte horizontal que es, evidentemente, el asiento en sí; otra que sirve para completar el espacio de las lumbares; y, por último, el reposacabezas.
- En cuanto al reposapies, es la parte más sencilla. Se eleva simplemente como una pieza que complementa al sillón. Entre la posición que adquirimos al sentarnos y las piernas estiradas, sentimos cierta desconexión con la realidad.
- Los materiales empleados son: la madera para la estructura, el aluminio para las partes internas con el fin de conseguir estabilidad y el polipiel negro suave y resistente para conseguir mayor sensación de tersura.
- No debemos olvidar el diseño ergonómico adaptable a todo tipo de personas. Incluso, los brazos quedan perfectamente acomodados para que queden en reposo si lo deseamos. Así, al utilizarlo sentimos su capacidad envolvente y rotunda.
Su ubicación en las estancias de la casa
Una de las cuestiones que más nos inquieta puede ser el lugar donde ubicarlo. Se convierte en un recurso atractivo que atraerá todas las miradas, por lo que hay que estudiar detenidamente su disposición.
Para lograr un espacio personalizado y particular, cualquier rincón del salón se convierte en un buen referente. De todos modos, si queremos proporcionarle seriedad a una estancia, es en el despacho donde adquiere un significado mucho más apropiado.
Hay que tener en cuenta que su función no es la de ser un simple adorno, sino convertirse en un elemento individualizado para el uso y bienestar personal.
¿En qué estilo queda mejor?
No es fácil determinar un estilo exclusivo para este sillón. En el fondo, tiene múltiples posibilidades; todo dependerá del entorno que le rodee. Por tanto, hay que saber escoger bien los recursos decorativos de su alrededor para establecer, así, una sintonía generalizada.
Tanto en el estilo alternativo como en el industrial, tiene una gran oportunidad. No obstante, hay que tener en cuenta su capacidad estética, de tal manera que resulta muy interesante también para las viviendas clásicas y las que están vinculadas al estilo vanguardista del siglo XX.
En definitiva, la relación que hagamos con el resto del mobiliario es crucial, al igual que los colores que estén junto al sillón. Conviene que las tonalidades neutras y cálidas tengan presencia; de este modo, se establecemos la armonía en el conjunto.
Imagen principal: Imagen: vitra.com
- Parodi, Aníbal: Puertas adentro: interioridad y espacio doméstico en el siglo XX, Barcelona, UPC, 2005.