Mobiliario típico del siglo XIX, una visión historicista
Escrito y verificado por el historiador del arte Francisco Jiménez
La aplicación de un concepto clásico en la decoración del hogar puede encontrarse en el mobiliario típico del siglo XIX, una visión historicista que puede resultar ciertamente significativa, según los diseños y formatos de cada elemento.
En este caso, estamos recuperando modelos de una época que fue muy próspera en el mundo del interiorismo. De esta manera, podemos extraer recursos que, dependiendo de su apariencia, recreen un ambiente que nos traslade al pasado.
Hoy en día, las tendencias suelen dirigirse hacia una concepción más moderna y contemporánea; sin embargo, no debemos olvidar que, desde hace más de un siglo, ha permanecido un legado estético que puede ser útil en la actualidad.
Sociedad, viviendas y mobiliario típico del siglo XIX
En esta centuria, las clases más pudientes han sido las que podían amueblar su hogar con recursos más costosos. Los diseños solían realizarlos artistas y especialistas que, generalmente, seguían la corriente del Art Nouveau.
Por supuesto, la sociedad burguesa que habitaba en palacetes, villas y viviendas unifamiliares ha sido la que mostraba un mayor gusto por la decoración. Estas personas consideraban que las habitaciones debían mostrar la personalidad y el carácter propio de la familia.
De esta manera, podemos tomar como modelo la perspectiva aplicada en ese tiempo. Esto no quiere decir que debamos transformar toda nuestra casa; en realidad, el propósito no es hacer de ella un escenario idealizado, sino tener una fuente de inspiración y recurrir a los muebles que ofrezcan un toque vintage.
El interiorismo gana en el siglo XIX un largo recorrido; poco a poco, gozará de mayor prestigio.
Mobiliario típico del siglo XIX aplicable en el salón
Cada mueble debe ser una pieza única, elocuente y expresiva que esté acorde con la composición general del espacio y que se enmarque en un contexto propio del estilo clásico moderno. Veamos, por tanto, 4 muebles representativos de esta época:
- Es bastante común encontrar la mesa redonda y sillas para tomar el té. Normalmente, estas últimas suelen tener el respaldo y los mangos con ciertas curvaturas y rocallas, generando dinamismo. Además, poseen tapizados originales que le proporcionan a la estancia un toque de color.
- Los sofás no eran tan comunes, pero tomaban cierto protagonismo las butacas acolchadas con tonos llamativos. Las hay individuales o, también, para 2 o 3 personas. Son cómodas, aunque no para pasar largas horas en ellas.
- Las estanterías y mesillas suelen estar en sintonía con estos otros muebles. Al fin y al cabo, son el marco perfecto para ambientar el salón. Por eso, lo más conveniente es que sean en madera o forja y de diseños de estilo modernista.
- La chimenea se convierte en una pieza más de la decoración. Puede tener una estructura ornamentada con relieves (formas geométricas, figurativas o vegetales) en piedra, escayola o madera. Adquiere un protagonismo notable que la transforma en un eje fundamental para la habitación.
Mobiliario típico del siglo XIX para el dormitorio
La cama, al ser el epicentro del dormitorio, se constituye de una serie de características que resultan muy atractivas. En ella, se puede trabajar el cabecero desde distintas vertientes: curvas con lados cóncavos y convexos, rocallas, simbología y colores: blancos, terrosos, granates, etc.
Por otro lado, nos encontramos a los pies otro soporte que puede estar en sintonía con el cabecero y seguir, así, la misma línea estética. No obstante, lo que más hará destacar a la cama será el dosel, ofreciendo un estilo victoriano completamente engalanado.
A su vez, hay que añadir otros elementos, como pueden ser la mesilla de noche, la alfombra de gran tamaño y, a poder ser, el suelo de madera. De este modo, se ennoblece la habitación y se crea un estilo clásico actual.
Otros recursos interesantes
La precisión del correcto acabado se encuentra en los detalles; por este motivo, es importante completar los espacios con algunos productos de interés. Un caso ejemplar es el minibar, a modo de carrito y con una apariencia original en forja ya sea con dorados o plateados.
Por supuesto, la cómoda es otro de los muebles que, sin duda alguna, nos transmite cierto carácter acomodado y se convierte en un soporte adecuado para obras artísticas, joyeros o cualquier objeto que pueda colaborar en la decoración de la vivienda.
Imagen principal: pinterest.es
- Mary Gilliatt (1987): El libro de la decoración, Madrid: Orbis.